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UNA ANDALUCÍA MÁS INDUSTRIALIZADA

22 de junio de 2018.

ARTÍCULO DEL PRESIDENTE DE CEA PUBLICADO EN LA AGENDA DE LA EMPRESA Nº 235.

El sector industrial debe ser nuestro referente porque es fundamental para que nuestra tierra pueda alcanzar un crecimiento económico equilibrado y sostenible ante los desafíos de un mundo cada vez más global y cambiante.

Para ello, necesitamos apostar por una Andalucía más industrializada, lo que significaría también que estaríamos apostando decididamente por el empleo. Un empleo de calidad y estable, integrado por personas altamente cualificadas, y que cuenta con la ventaja de que no depende de ciclos cortoplacistas ni de la estacionalidad. Andalucía cuenta en la actualidad, una vez superada la crisis económica, con un tejido industrial cada más pujante y con numerosas empresas ejemplares, altamente competitivas, en la vanguardia de la innovación y con una sólida presencia internacional.

Esta tendencia positiva en la actividad fabril se está reflejando también en el empleo, puesto que el sector ocupa actualmente a 266.000 personas en nuestra región, un número de ocupados que se ha incrementado en los últimos cuatro años, desde que se inició la recuperación económica, en 50.000 personas, es decir, un 22 % más.

Asimismo, el Valor Agregado Bruto (VAB) industrial en Andalucía se cifra en 18.300 millones de euros al cierre de 2017, el 13% del PIB regional. Datos que si se contemplan desde la Estrategia Industrial de Andalucía 2020, en la que se incluye las industria manufacturera y los servicios avanzados, el VAB industrial sumaría unos 21.000 millones, y el 15% del PIB regional.

Andalucía dispone de dos grandes polos tractores de actividad fabril, química y energética, a los que se les une una industria aeroespacial cada vez más desarrollada y atrayente. Y también en los últimos años ha llegado para quedarse una potente industria agroalimentaria, que ha sabido abrirse a los mercados exteriores con notable éxito. El destacado desarrollo de la agroindustria andaluza se puede calificar como de un auténtico “milagro” empresarial.

 La Comunidad Andaluza disfruta también de otros subsectores  vinculados a la minería y a la automoción, con una larga trayectoria en la región, así como las actividades navales vinculadas con la llamada “economía azul” y que se manifiestan con un desarrollo cada vez más importante. La contribución que realiza toda esta actividad a la economía y a la sociedad no se reduce al empleo y a la riqueza generado por sí misma, sino que va más allá de su propia actividad sectorial y genera un  notable efecto arrastre en toda la cadena productiva regional.

Por eso, aumentar el atractivo industrial de nuestra Comunidad tiene que ser un objetivo prioritario y compartido por todos. Es necesario que la industria crezca, se diversifique en el territorio, que haya más empresas y que éstas ganen tamaño. Ese es el proceso de reindustrialización que debe perseguirse para Andalucía. Y para que ello se materialice hay que dotarse de una política verdaderamente pro industrial de largo plazo y estable. Que tiene que sustentarse en el compromiso y la implicación de todas las Administraciones Públicas.

Será necesario, por tanto, actuar con soluciones concretas y eficaces ante la excesiva regulación que padece el sector, la notable lentitud de las tramitaciones burocráticas, así como con la posible ausencia de coordinación administrativa a la hora de tomar decisiones.

Por otra parte, hay que fomentar también la atracción de inversiones e impulsar la capacidad de generación de actividad industrial auxiliar que tienen las empresas tractoras implantadas en Andalucía, así como reducir el coste energético en nuestra industria, al tiempo que se garantice la calidad y seguridad del suministro.

Hay que potenciar entre los proyectos de inversiones industriales, la declaración de “Proyectos Estratégicos”, así como la explotación e internacionalización de tecnologías renovables para generar nuevas oportunidades de negocio y yacimientos de empleo. También habría que atender adecuadamente las necesidades de los desarrollos urbanos futuros (smart city) y planes de reindustrialización (smart grid – polígonos industriales, áreas portuarias, etc), y ayudar a atender las necesidades energéticas que tienen los diferentes sectores de actividad.

En definitiva, la industrialización de Andalucía exige voluntad, compromiso y esfuerzo conjunto. Es el momento de convencer a la sociedad de la importancia de la industria. Facilitar la actividad a las ya instaladas, y promover la incorporación de nuevas iniciativas empresariales.

Javier González de Lara y Sarria

Véase este artículo en Agenda de la Empresa: 

Una Andalucía más industrializada

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