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UNICEF apuesta por un plan de emergencia educativo

ODS 4: Educación de calidad

Poner la educación a salvo: UNICEF apuesta por un plan de emergencia educativo para el próximo curso que contemple un modelo mixto, flexible y corresponsable

La organización destaca 10 medidas clave para reimaginar la educación y aprender de lo vivido durante la crisis del COVID-19 para garantizar el derecho fundamental a la educación

¿Cómo será la vuelta a las aulas en septiembre? Es probablemente una de las preguntas que más se han repetido desde que la COVID-19 llegó hace unos meses para cerrar los colegios y, con suerte, cambiar la forma de ver y entender la educación para siempre. UNICEF España presenta COVID-19: reimaginar la educación. Aprendizajes sobre los que construir el nuevo curso.

El documento parte de las lecciones aprendidas que nos ha dejado la experiencia de este curso y destaca 10 aprendizajes a partir de los cuales UNICEF propone planificar el próximo año escolar con el objetivo final de generar planes y estrategias que permitan garantizar la continuidad de la educación en caso de que continúe la actual emergencia por la pandemia de COVID-19 o de que puedan surgir situaciones similares en el futuro.

“Tenemos una oportunidad única por delante: aprendamos de lo vivido. En el nuevo curso tendremos que asegurar la salud para garantizar la educación. Eso implica trabajar en prevención y diagnóstico temprano de déficits de aprendizaje para desarrollar las estrategias necesarias para lograr que la educación no se detenga en ninguna circunstancia, porque la educación es el germen de cualquier proyecto de recuperación a corto, medio y largo plazo”, asegura Gustavo Suárez Pertierra, presidente de UNICEF España.

Para planificar el próximo curso con este enfoque, es necesario el desarrollo de un plan de trabajo que garantice, entre otras cosas, el funcionamiento seguro del centro educativo, la continuidad del aprendizaje, la inclusión de las personas y colectivos más vulnerables y el bienestar y la protección de la infancia.

Igualmente, se ha de contemplar un modelo pedagógico mixto (presencial y no presencial) que sea flexible para ajustarse a las necesidades de cada etapa y corresponsable porque será necesaria la colaboración de todos los miembros de la comunidad educativa, padres, alumnos y profesores.

En este contexto, es importante trabajar en paralelo, y en colaboración con los distintos actores involucrados, un marco de actuación acorde a la situación, que cuente con la normativa legal necesaria y la financiación suficiente para proteger el derecho a la educación de millones de estudiantes en este país, sin olvidar su salud y la del resto de la comunidad educativa.

“Aunque ya lo sabíamos, hemos podido evidenciar el impacto negativo de tener a los niños fuera de la escuela. Aprendizaje, desarrollo, protección, socialización… todo queda comprometido. Hemos de tomar las decisiones que nos aseguren tener las escuelas abiertas, sea presencialmente o no. Debemos empezar el curso sabiendo qué hacer cualquiera que sea el escenario que nos encontremos, porque el curso es largo y las dificultades pueden aparecer en cualquier momento”, recuerda Nacho Guadix, responsable de educación de UNICEF España.

Los aprendizajes que se recogen en este documento, son irrenunciables y deben ser el punto de partida para que cada comunidad educativa, cada centro y cada administración adecúe las soluciones necesarias para dar respuesta a sus circunstancias particulares. Entre ellos, cabe destacar:

  • Debemos guiarnos por las tres “C”: consulta, coordinación y comunicación. La emergencia impone una forma de gestionar el cambio que permita a los ciudadanos pasar de un contexto de disciplina y el acatamiento de normas a un nuevo marco de responsabilidad y participación, que obliga a una mayor consulta, coordinación entre administraciones y comunicación entre todos los actores involucrados que prevenga la confusión y el conflicto.
  • La reconstrucción educativa no es gratuita. Ninguna administración puede subestimar la importancia de una adecuada dotación de recursos financieros en el sistema educativo para garantizar el derecho a la educación en el contexto de la emergencia.
  • Huella y brecha digital. Es importante promover el uso saludable de las tecnologías, fomentar un uso seguro y responsable y desarrollar una actitud crítica ante la información. El desarrollo de competencias digitales requiere de acompañamiento y práctica; supone introducirse en la cultura que sostiene esa tecnología.
  • La higiene se demuestra. No debemos subestimar la importancia de la promoción de hábitos higiénicos y saludables en el sistema educativo. La higiene es una destreza, se aprende por la práctica y se enseña dando ejemplo y fomentando el hábito en todas las etapas educativas, no solo en las inferiores.
  • Rescatar la conciliación familiar. Las medidas en el ámbito educativo pueden reforzarse con mecanismos interinstitucionales para la cesión de espacios y la prestación de servicios de apoyo por parte de otras administraciones. La conciliación real requiere de medidas en el ámbito laboral: flexibilizar o reducir la jornada laboral, permisos retribuidos o teletrabajo.

Abordar el desafío que supone el próximo curso desde un enfoque de emergencia, permitirá no solo prevenir y mitigar el impacto de futuras crisis, sino estar preparados para ofrecer la respuesta adecuada que favorezca la recuperación. Pero llevarlo a cabo no será posible sin las políticas y financiación que permitan el desarrollo de un marco de actuación que garantice la continuidad del aprendizaje en un entorno seguro para garantizar el bienestar y la protección de todos los niños, niñas y adolescentes y especialmente de los más vulnerables.  

Acerca de UNICEF

UNICEF trabaja en algunos de los lugares más difíciles para llegar a los niños y niñas más desfavorecidos del mundo. En 190 países y territorios, trabajamos para cada niño, en todas partes, cada día, para construir un mundo mejor para todos.

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