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Si las grandes economías no cambian sus política monetaria y fiscal, habrá una recesión global

La suma de las múltiples crisis derivadas de la pandemia, el endeudamiento excesivo, la inflación, el cambio climático y la guerra en Ucrania podrían dejar la economía mundial en una situación más precaria que la registrada tras la crisis financiera de 2008. Este año, el crecimiento global sería del 2,5% y el próximo de 2,2%. América Latina avanzaría un 2,6% este año y 1,1% en 2023.

 El mundo caerá en una recesión global y un estancamiento prolongado a menos que los países industrializados cambien pronto el curso de sus políticas monetarias y fiscales restrictivas, alertó este lunes la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), agregando que la situación podría llegar a ser peor que la que siguió a la crisis financiera de 2008 y a la pandemia en 2020.

La edición 2022 del Informe sobre Comercio y Desarrollo prevé un crecimiento mundial de 2,5% este año y de 2,2% en 2023, advirtiendo que el alza de las tasas de interés y el endurecimiento de la política fiscal que han aplicado las economías industrializadas, sumada a la cascada de crisis derivadas de la pandemia y la guerra en Ucrania, han hecho pasar la economía mundial de la desaceleración al retroceso, dejando un espacio prácticamente nulo para un aterrizaje suave.

Mayores tasas de interés, una política “imprudente”

La UNCTAD expone el poco efecto que tuvo una década de tipos de interés históricamente bajos en los objetivos de inflación y crecimiento, y argumenta que esta vez tampoco lograrán la meta de controlar la inflación sin dar lugar a una recesión. Se trata de una política “imprudente”, afirma.

En la realidad que atraviesa el mundo, con caídas de los salarios reales, ajustes fiscales, turbulencias financieras y apoyo y coordinación multilateral insuficientes, el endurecimiento monetario excesivo “podría resultar en un periodo de estancamiento e inestabilidad económica para muchos países en desarrollo y algunos desarrollados”, apunta.

Las proyecciones de la UNCTAD indican que el aumento de las tasas de interés de este año en Estados Unidos reducirán unos 360.000 millones de dólares los ingresos futuros de los países en desarrollo -con excepción de China-, y perciben la medida como una señal de más problemas por venir.

La publicación añade que todas las regiones resultarán afectadas, con un peor efecto en los países en desarrollo, muchos de los cuales están cerca del incumplimiento de la deuda.

También pondera la crisis climática que se agudiza, causando pérdidas y daños crecientes en países vulnerables que carecen del espacio fiscal para encarar los desastres, y mucho menos invertir en su desarrollo a largo plazo.

Todavía se puede corregir

No obstante el sombrío panorama, aún hay espacio para corregir el rumbo, asevera.

“Tenemos las herramientas para contener la inflación y apoyar a todos los grupos vulnerables. Es una cuestión de opciones políticas y de voluntad política. Sin embargo, el curso de acción actual está perjudicando a los más vulnerables, especialmente en los países en desarrollo, y corre el riesgo de llevar al mundo a una recesión global”, dijo la secretaria general de la agencia de la ONU, Rebeca Grynspan.

El estudio explica que, dado el deterioro de las condiciones financieras, los flujos netos de capital hacia los países en desarrollo son negativos lo que ha creado la paradoja de que los países en desarrollo estén financiando a los industrializados. 

Alto riesgo de una crisis de deuda

Unas 90 economías en desarrollo han devaluado sus monedas frente al dólar este año y sus reservas de divisas están cayendo mientras que los diferenciales en los rendimientos de los bonos ensanchándose, lo que ha dado como resultado un encarecimiento de su deuda y un aumento preocupante del riesgo de una crisis mundial de deuda.

Para contrarrestar la grave situación que atraviesan las economías más atrasadas, la UNCTAD pide que se incremente la Ayuda Oficial al Desarrollo y los derechos especiales de giro, entre otras provisiones para apoyar a los países en desarrollo.

“Además, debería ser prioritario avanzar en un marco jurídico multilateral para gestionar la reestructuración de la deuda, incluyendo a todos los acreedores oficiales y privados”, enfatiza.

Inflación

Con respecto a la inflación, el análisis dice que en las naciones desarrolladas se ha disparado sobre todo por la subida de los precios de los productos básicos, especialmente la energía, y por las interrupciones de las cadenas de suministro, mientras que en los países en desarrollo la inflación se debe a los precios de la energía y a la depreciación de sus monedas.

Por otra parte, la guerra en Ucranio ha incrementado las turbulencias de los mercados de materias primas, que no ha cesado desde hace más de una década. En este terreno, la UNCTAD destaca el papel de los especuladores, que tienen demasiada influencia en los contratos de futuros, los swaps de materias primas y los fondos que se negocian en la bolsa de valores.

En este sentido, aboga por una mejor regulación y por un gravamen a las ganancias extraordinarias para frenar las alzas de precios que empujan a millones de personas a la pobreza extrema en tanto que las empresas se enriqueces desmedidamente.

América Latina

En América Latina y el Caribe el panorama es gris: el entorno externo supondrá un obstáculo mayúsculo adicional para el crecimiento durante los próximos años, sobre todo en los países más endeudados.

Según la UNCTAD, la región registrará una pronunciada desaceleración, pasando de un 6,6% en 2021 a un 2,6% este año y apenas un 1,1% en 2023.

Argentina, Brasil y México, los motores económicos de la región disminuirán su avance tras el repunte de 2021 que siguió a la contracción generada por la pandemia. Brasil y México, las economías más grandes, crecerán un 1,8%, con México sin poder llegar a su nivel de 2019.

Rebeca Grynspan señaló que para la mayor parte de las economías latinoamericanas el deterioro de las condiciones financieras mundiales y los cambios en la política económica en los países avanzados afectarán el crecimiento, aumentando la exposición a los embates externos.

El informe señala que si bien los precios internacionales de bienes de la canasta exportadora de la región – como energía, alimentos, fertilizantes y minerales-, subieron unos meses, las alzas fueron de corta duración y presionaron los precios nacionales.

Al igual que para el resto del mundo, la UNCTAD considera que el endurecimiento de la política monetaria en América Latina conlleva el riesgo de una depresión drástica de la demanda interna, lo que pude provocar no sólo una recesión, sino también agitación social.

Más empleo, mejores salarios y cooperación regional

“Impulsar la creación de empleo y permitir aumentos atrasados ​​en los salarios reales serán, en el contexto actual de presiones inflacionarias globales y demanda externa débil, los grandes desafíos de política que enfrentarán la mayoría de los países en su intento de abordar las desigualdades de larga data, reactivar el crecimiento y recuperar la estabilidad económica”, plantea el texto.

Ante este escenario, la secretaria general de la UNCTAD pugnó por una cooperación regional más sólida, ya que ésta ofrecería “un respaldo contra los impactos imprevistos y ayudaría a aprovechar nuevas fuentes de crecimiento económico”.

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